LEVE CINTURA DEL MAR 26/01/2009
SOBRE UNA BREVE ANTOLOGÍA POÉTICA DE ANTONIA TOSCANO
La labor oculta a favor de la cultura que muchas personas y colectivos de nuestra geografía hacen no será nunca suficientemente reconocida, ya que sólo trascienden, y mínimamente, en los reducidos ámbitos de su implantación , muchas veces carentes de los medios de difusión precisos para llegar, no a las masas a las que la literatura no les interesa y menos en estos tiempos, sino al menos a los más cercanos seguidores.
Uno de los más dignos ejemplos es el de la Tertulia “El cinco a las cinco”, organizada por el colectivo “Giner de los Ríos” de Ronda, que mensualmente en ese día y a esa hora se reúnen en una auténtica Terlulia cultural en la que poesía, música y pintura se combinan para deleite de sus seguidores, teniendo el fino detalle de publicar un cuidadoso Cuadernillo con una breve Antología del poeta invitado.
Tenemos en nuestras manos el dedicado a la poetisa ANTONIA TOSCANO, de ya dilatada obra, de la que una selección de quince poemas forman este precioso cuadernillo, de cuyo primer poema “Semillas de los árboles” hemos tomado prestado el título de esta reseña, concretamente de la estrofa que dice: “ a leve cintura del mar/ ha atrapado al viento en las colinas/ de algas y arrecifes/ que han moldeado la fuente de los sueños.”. En esta poesía se presiente un mundo en el que la naturaleza es parte importante, manifiesta en todos los poemas, incluso en aquellos que intentan trasladarnos una cierta emoción de tristeza como es el caso de Ofelia: “…Ya no seré Ofelia/ Flotando en un lecho oscuro de agua/ salpicado de flores…” imagen de .la desdichada Ofelia de Hamlet que tan bien pintó el prerrafaelista John Everett Millais . Las flores que rodean a Ofelia conviven en un mundo en el que la poetisa dice que “A veces/ me siento eternidad de los cipreses/ y el azul me contempla desde arriba.” Y cuando llega el tiempo de la sombra , ésta también “…se ha llenado/ de manantiales transparentes, de hojas/ húmedas con manchas de tinta azul/ dibujando tu mano en el cielo../” y es la ausencia protagonista en medio de este universo tan cercano, tan palpable naturaleza: “ …Y exploro/ lo insondable del océano, devorando a dentelladas el aire/ de tu brisa.” y esta ausencia se hace a veces palpable realidad , luminosa presencia de tal modo que “ Quiero verter en la forma de mi piel/ el agua de tu aliento/que los torrentes que te fluyen / colmen mis aguas subterráneas.” hasta que “Las cerezas en flor han estallado/ al roce clandestino de mi mano/ esculpiendo la tierra del camino.” Una intensa y emocionada poesía en la que se hace tan patente esa magia oculta de los bosques, de la tierra y de los ríos, emergida en una energía convertida en sonoros versos.
Semillas de los árboles
De aguas minerales el verde tálamo,
se ha roto con la densa oscuridad
durante el parto de la madrugada.
En la piel de los muslos se ha esparcido
la fragancia de millares de gotas
plateadas de las que han germinado
las fecundas semillas de los árboles.
La leve cintura del mar
ha atrapado al viento en las colinas
de algas y arrecifes
que han moldeado la fuente de los sueños.
He salido al camino
bordeado de sangre de amapolas,
me han llevado los pies
entre los altos cedros
a la mansión que habita
la luz de la memoria..
A veces me siento
Árbol eres,
musgo eres,
eres violetas con viento sobre ellas.
Ezra Pound
A veces
me siento eternidad de los cipreses
y el azul me contempla desde arriba.
A veces
me siento tierra húmeda,
laberinto de raíces,
camino de hormigas
enredados en tinieblas de barro
recorriendo la paz de los marjales.
Me siento parte de su enmudecida
voz. Oscuro fragmento impertérrito
devorado por la muerte,
germinando semillas en su seno
inerte de fría piedra destruida.
A veces deseo
ser líquido lechoso y verde
en las ramas que esculpen las encinas.
Algunas veces,
un rodar en las playas,
solo materia plástica
que compone las huellas
de tu paso incierto,
atrapando en tus pies el rumbo acuático
de doradas mareas crepusculares
en los nítidos mares de poniente.
Busca el sueño cárdeno de mi piel
en el fino perfil del horizonte
oscurecido en garras de la noche.
Vapores violáceos
El humo amarillo que se restriega el hocico en los cristales
de las ventanas
metió la lengua en los rincones del atardecer
…se enroscó una vez más en torno a la casa y se quedó dormido.
T. S. Eliot
Me escuece la perplejidad de las horas
frotándome los ojos.
La esfera en la que giran mis pasos
navega en universos ignorados.
Hemos cerrado las calles de la noche
envueltos en vapores violáceos,
contaminados de la lluvia ácida
recogida en el techo de zinc,
en el que repiquetean
las punzantes gotas de madrugada,
impregnadas de aromas de la tierra,
de enebros y azúcares de caña..
El denso humo que ocupa los rincones,
nubla el eco de palabras de insomnio
en las paredes
desgastadas por el uso y el maltrato.
Hemos cerrado las calles de la noche.
Alucinaciones de oro falso,
juego de manos en rincones sórdidos
y estrechos en los que el amor se asfixia
entre el asfalto.
Hemos cerrado las calles de la noche.